04 enero 2013

Los nombres de los nombres

La costumbre de poner nombres viene de lejos. Ya en el libro de Génesis (2,19-20) Dios pide a Adán que ponga nombre a las criaturas de la creación...

En una entrada anterior ya hablamos de los topónimos, los nombres relativos a los nombres propios de lugar.

Pero de hecho, tenemos nombres para cada tipo de nombre, así un patronímico hace alusión al nombre que derivaba del perteneciente al padre u otro antecesor entre griegos y romanos; y en España alude al nombre que se daba a los hijos para formar el apellido, formado a partir del nombre del padre y el sufijo ez ("hijo de"), por ejemplo Pérez, hijo de Pedro; Martínez, hijo de Martín, etc.

Los gentilicios son los nombres relativos al linaje o familia o al lugar de origen de las personas. En cambio, hipocorísticos son aquellos nombres en forma diminutiva, abreviada o infantil se usan como designaciones cariñosas, familiares o eufemísticas. Mari, Beti, Loli... Y por último, los epónimos son los nombres que se aplican a los héroes o personas que dan nombre a un pueblo, a una ciudad o a un período o época.

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